domingo, 17 de octubre de 2010

Perdiendo el control

¡Saludos y bienvenidos una vez más a nuestra cita semanal! Si bien es cierto que la semana pasada no me encontraba con muchas ganas de escribir un post en condiciones, hoy vuelvo con las pilas cargadas y dispuesta a ofreceros una entrada de verdad.
He de decir que, para mí, el hecho de llevar este blog ha pasado de ser un simple entretenimiento a convertirse casi en un hobby... sí, dedico parte de la semana a pensar sobre qué o sobre quiénes escribiré el próximo domingo, y también- aunque parte del artículo es improvisada- a madurar lo que escribiré.
Pues bien, como lo prometido es deuda y lo que yo prometo siempre lo cumplo, sería una falta por mi parte no hablar inmediatamente de esta banda.
Ya hemos estado en Londres e incluso en Madrid; hoy viajaremos a Manchester. Supongo que es una pista muy clara, ¿no? ¿Aún no lo habéis descubierto? Bueno, pues sin más dilación lo digo ya: hoy hablaremos de Joy Division.
Joy Division es una de esas bandas que, por suerte o por desgracia, llevan aparejado inevitablemente el fantasma de la muerte. Por suerte porque quizás gracias a la muerte de su vocalista, Ian Curtis, se han convertido en leyenda. Y por desgracia porque debido a este mismo hecho desconocemos cómo habría evolucionado la banda en caso de haber continuado.

El caso es que una de las cosas que más me han llamado siempre la atención de JD es que nacieron casi en pleno apogeo punk, aunque es cierto que ya hacia 1976 este tipo de música comenzaba poco a poco a declinar. Y, en lugar de conformarse con ser otra banda punk más del montón, se aferraron a un lirismo depresivo y unas melodías oscuras que los llevaron a crear prácticamente un nuevo género que más tarde se denominaría "Post-punk", origen del futuro rock gótico en los 80s.
Junto con Siouxsie and the Banshees, de los que ya hemos hablado, Joy Division suele ser reconocida como la primera banda post-punk en ganarse la etiqueta de "gótica" (siempre entrecomillas). Ya en 1979, la periodista de música Mary Hannon vinculó a los dos grupos en un movimiento post-punk descrito como "gótico del siglo XX". En una entrevista para promocionar el álbum debut de 1979 de Joy Division, Unknown Pleasures, Hannon comentó: "Una de las claves de Joy Division es el título de su álbum. Otra es la descripción que hizo Martin Hannet (productor de la banda), como "música para bailar, con dejos góticos". Sin quererlo, el guitarrista Bernard Albercht hizo una excelente descripción de "gótico" en nuestra entrevista, cuando describió su película preferida, Nosferatu, al decir que "la atmósfera es verdaderamente malvada, pero uno se siente bien allí".Una de las fotos de la banda que todos conocemos.


La marca distintiva de la banda, de su rock postmoderno y sombrío pero innovador, se denominó "death disco"; sus tonos desolados y sus introspectivas letras contrastaban fuertemente con su ritmo dance compulsivo, un contraste que algunos compararon con los ritmos oscuros de los Doors, en cuya música los temas se entrentan al ritmo acelerado.
La leyenda de Joy Division surgió y se quedó sólo en dos álbumes: Unknown Pleasures y Closer, su continuación de 1980. Peter Saville, responsable del aclamado diseño de la cubierta de ambos trabajos, considera a la banda como un producto de su desolado entorno, la lúgubre ciudad de Manchester, en el norte de Inglaterra. Manchester es una ciudad de pasajes subterráneos de cemento, con una catedral de estilo gótico.

Ian y Bernard, el guitarrista.


A primera hora del 18 de mayo de 1980, en vísperas de una gira por Estados Unidos que llevaría a Joy Division a la fama internacional, ocurrió la tragedia: el vocalista Ian Curtis se quitó la vida; se ahorcó, mientras un disco del álbum The Idiot, de Iggy Pop, sonaba en el plato. El suicidio de Ian Curtis fue doloroso y absurdo a la vez; de alguna manera, recordaba la tragedia del poeta decadente Gerard de Nerval, que un siglo antes había sido encontrado ahorcado con una cinta que, según había comentado orgulloso a sus amigos días antes, era una liga de la reina de Saba.
Estos dos excéntricos, en lucha con sus flaquezas, dejaron un documento artístico como legado que da testimonio de sus conflictos internos. Curtis le dejó al mundo, entre otras, su canción Love Will Tear us Apart, que exponía lúgubremente los enredos románticos que, para algunos, motivaron la acción desesperada del cantante; el tema pronto se convirtió en un clásico.
Como exclamó un artículo de Sleazenation en el año 2001,: "Como cantante principal de Joy Division, Ian Curtis lideraba la banda más importante de la generación post-punk. Como el fallecido cantante de Joy Division, Ian Curtis lideraba la mejor banda de rock and roll de todos los tiempos".
Ian Curtis, con esa imagen de filósofo existencialista que pasaría a la posteridad.

Sin lugar a dudas, su muerte generó un gran oleaje de comentarios. En un artículo de 1997, David Dorrell le comentó a Suzanne Colon: "Con su suicidio, Ian Curtis no solamente le puso fin a su propia vida y a la de la banda, sino que permitió que se formara un vacío al que llegaron corriendo las demás bandas". La muerte de Ian (permitidme llamarlo así, por familiaridad) demostró algo que era imposible de seguir. Le dio a todos los cantos fúnebres bailables de Joy Division una credibilidad instantánea, asegurándoles un lugar en los libros de la historia del rock. También les permitió a los seguidores entusiastas de la banda que mantuvieran la indulgencia romántica de especular con lo que habría podido ser si su ídolo hubiese superado sus escasos 23 años.

La locura se retorcía en el centro del maligno universo de Joy Division; el telón de fondo era el sombrío y decadente corazón industrial de Gran Bretaña, las fábricas y los sitios abandonados.
"Lo que embriagaba a Ian parecía ser la locura y el desequilibrio mental", reflexionó el guitarrista Albretch. "Dijo que un miembro de su familia había trabajado en un asilo psiquiátrico y que solía contarle cosas sobre las personas de allí: personas con veinte pezones o dos cabezas, y que eso le causó una gran impresión. Cuando Joy Division estaba formándose, él ocupaba parte del tiempo trabajando en un centro de rehabilitación para personas con dificualtades mentales o físicas que intentaban encontrar trabajo. Eso le afectó mucho".
Para muchos medios que se toman las cosas al pie de la letra, en el campo de la música decadente no puede haber un mejor honor para un músico depresivo que culminar su carrera con el suicidio.
Tumba de Ian en el cementerio de Manchester (algún día te visitaré, Ian, te lo prometo).


Por supuesto, la credibilidad póstuma de Joy Division estuvo cargada de inconvenientes; sobre todo para los compañeros de banda de Ian, que se encontraban al borde del éxito pero a la vez empañados por una tragedia que no debían explotar. Los miembros restantes permanercieron para formar una banda distinta con el nombre de New Order, que comenzó a desmentir esa asignación de "oscuro" a la banda. Al parecer, Ian era el único interesado por la oscuridad; de hecho, fueron estas obsesiones oscuras las inspiradoras del nombre Joy Division, tomado de la novela de Karol Cetinsky House of Dolls, que trataba sobre prisioneras de un campo de concentración obligadas a convertirse en prostitutas por sus carceleros nazis (de hecho, la banda ha sido varias veces catalogada de "pronazi", algo que ellos mismos, y yo también, desmintieron).

Tal vez no sea yo quién para decir esto pero, al menos, según mi opinión, Joy Division es una de las mejores bandas del mundo. Y no sólo para los fans de la música oscura, sino para los amantes de la música en general, que deberían darles una oportunidad. Es una verdadera pena que, a día de hoy, poquísima gente se acuerde de ellos y que, si preguntas a cualquiera quién fue Ian Curtis, lo más seguro es que te responda que no tiene ni idea. Pero claro, hoy día la música, la concepción de la misma, ha cambiado mucho, y ahora se fija la mirada en lo que "está de moda", en lo "último", y no en lo verdaderamente bueno. Y claro, quién va a recordar a una vieja banda de finales de los 70s y principios de los 80.
Ayer mismo, en LastFm, una nota de un desgracidado diciendo que Joy Division era una mierda, me partió el corazón. ¿Cómo puede alguien decir una cosa así? ¿Cómo puede alguien atreverse a pensarlo siquiera? Pues debemos recordar que, nos guste o no, Joy Division revolucionó la música en su momento y que, si no hubiera sido gracias a ellos, muchas bandas posteriores o actuales no habrían existido siquiera. En primer lugar, les debemos el nacimiento del rock gótico, algo que muchos fans de este tipo de música agradecemos sin duda. Y en segundo, su brillantez y la demostración de que incluso los temas más lúgubres tienen cabida en la música popular como la tienen en la poesía.


Videoclip póstumo de Atmosphere, uno de sus mejores temas.

Y qué decir de Ian Curtis, que para mí sólo puede describirse con un adjetivo: GRANDE. Siempre fue un hombre oscuro y atormentado (un "pre-gótico", si es que algo así existe), y su forma de bailar, según dicen extraída de sus ataques epilépticos, siempre será recordada.
Ian es uno de mis ídolos y, de hecho, ocupa uno de los primeros puestos en mis listas de personas admiradas. Es un personaje que me fascina poderosamente- tal vez por su atracción hacia la muerte y la oscuridad, y por mi identificación con estas mismas cosas.
Ian se ha convertido, con el paso del tiempo en un auténtico "poeta maldito" de la música moderna. 30 años y medio hace que lo perdimos y aún hoy sus seguidores lamentamos su muerte. Con su suicidio no sólo acabó con su vida, sino también con su talento.

Hace un año pude hacerme con el recopilatorio de 1995 Permanent, otro de esos discos que guardo con mucho celo entre mis favoritísimos. Sí, estas cosas me pierden irremediablemente. Todavía recuerdo cuando babeé al encontrar el vinilo de The Sky's gone Out de Bauhaus; disco que no pude comprar...



Escena final de la película documental sobre la vida de Ian "Control", dirigida por Anton Corbjin (al igual que el videoclip anterior). Juro que casi lloré al ver este final, aunque ya sabía lo que iba a ocurrir.

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